martes, 26 de mayo de 2015

Comer en la oficina

¡Buenos días a todos! Comenzamos la última semana de Mayo, todos con la mirada puesta en las vacaciones de verano, o en el "puente" (los que tengáis suerte de tener puente) de la semana que viene. Pero... ¿Y lo bien que viene un día de descanso en medio aunque el Viernes haya que trabajar?

Pues de trabajo va hoy la cosa; el tema ha surgido gracias a mi prima Alicia y sus compañeros de trabajo, a los cuáles les agradezco la idea ;) . Y es que, como muchos de vosotros sufriréis, cada vez es más frecuente el hecho de tener que comer en el trabajo, nos levantamos, nos preparamos un tupper y lo metemos en una bolsa para comer a mediodía en la oficina.



Comenzaré la entrada diciendo, que de cara a las fechas que nos enfrentamos, lo más importante es el método de llevar dichos tuppers a la oficina; con el calor son muchos los alimentos que se pueden contaminar, y si no queremos pasar el fin de semana pegados al WC con una salmonelosis (por decir un ejemplo) será muy importante la manera en que guardemos la comida hasta la hora del almuerzo.

La verdad es que a pesar de tener cercanía con el tema, sólo vivo en mis propias carnes lo que es comer de tupper un día cada 2 semanas; por lo que no se muy bien como son las grandes oficinas en las que se come todos los días.

Si en nuestro lugar de trabajo hay una nevera, lo ideal sería que nada más llegar metiésemos la comida al frío, de esta manera nos aseguramos que no es sometida a altas temperaturas, y por tanto, los "bichitos" no podrán proliferar en ella. Si no es así, deberíamos hacernos con una bolsita nevera; las hay pequeñitas, que tienen un asa para poder llevarlas colgadas y con un tamaño cómodo y justo para una comida al día.



Una vez que hemos hablado de esto, pasaremos a hablar de ¿Qué podemos comer en un tupper? En invierno, toda clase de guisos están bien, se pueden recalentar, y además no se quedan secos al meterlos al microondas; pero... ¿Y en verano?

Una de mis opciones favoritas son las ensaladas; siempre he sido muy fan de la lechuga, y para mí, un plato de lechuga solo ya es un gran manjar, pero, entiendo que en ese tema soy un poco "rarita", y que a la mayoría de la población del mundo mundial no le parece tan atractivo como a mi. Pero, una ensalada no tiene porque ser siempre igual, podemos combinar un sinfín de ingredientes de distintos colores y nutrientes que hagan que tengamos platos muy variados. 



Además, me parece una manera excelente de aportar una ración de legumbres sin tener que morirnos de calor para ello; por tanto, una vez a la semana, una ensalada de garbanzos o de lentejas nos puede sacar de un apuro, y además aportarnos los nutrientes necesarios de este grupo.


Si queremos pasta o arroz, también podemos integrarlo en una ensalada y comerlo en cualquier momento. Además, con los envases monodosis de aceite, vinagre y sal, podemos alinearlo en el momento sin que se nos quede blandito el plato.

También le podemos añadir proteínas, como puede ser el pollo, o pescado como salmón, atún, bacalao... y de esta manera hacer un único plato muy completo y fresco.

Otra opción pueden ser las cremas; crema de calabaza, crema de calabacín, crema de puerros.... Son fresquitas, se transportan bien, y siempre se agradece una ración de estas en verano.



Como opción líquida y veraniega también está el plato estrella del verano: ¡EL GAZPACHO! 


Además de esto, como opciones sólidas, siempre tenemos las verduras cocidas y después alineadas; el brecol, la coliflor, un buen plato de judías verdes con tomate y patatas; es un plato completo, y no necesita una conservación excesivamente delicada.



Como segundos platos, más consistentes y que también se puedan transportar bien, podemos considerar los huevos rellenos, eso sí, siempre y cuando podamos asegurar la cadena del frío hasta el momento que lo vayamos a consumir; o los pimientos rellenos, se toman fresquitos, no hace falta que estén calientes, de hecho, en verano solemos tomarlos a temperatura ambiente, por tanto, nos evitamos el paso de recalentarlos, y también admiten gran cantidad de rellenos, de bacalao, de atún, de arroz, de carne picada...

Una tortilla de patata también se conserva bien, y si le picamos un tomate al lado con un chorrito de aceite y vinagre le da todo el jugo necesario para que sea un plato sabroso y no esté seco a pesar de haberlo recalentado.

Al igual que la ensalada, podemos hacer muchas variaciones de tortilla; con espinacas, con calabacín, con champiñones... De esta forma tendremos muchos platos distintos para distintas semanas.



Si hablamos de pescado, la cocina al papilote suele generar bastante jugo, de manera que al recalentarlo nos suele quedar sabroso, ya que las verduritas han perdido líquido que luego le dan frescor al plato; entre mis preferidos está el salmón al papilote o el atún al papilote.



Si por el contrario sois más de carne, un muslo de pollo al horno, suele generar bastante jugo también, si ese jugo lo introducimos en el tupper, a la hora de comerlo no nos quedará seco como un filete a la plancha y nos aporta proteínas en nuestra comida.

De manera ocasional, también podemos comer quiches, son muy fáciles de hacer, hay multitud de posibilidades, desde jamón york y queso, puerros y espinacas, alcachofas y champiñones, hasta todo lo que os podáis imaginar; y se pueden comer fríos a modo tartaleta.


Espero que con estas ideas podáis ampliar un poco más vuestros menús diarios, y sin duda, si tenéis más ideas, ¡estaremos encantados de conocerlas! =)




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